Estas semillas de marihuana se caracterizan por la autofloración. Esta característica solo se da en la especie Cannabis Rudelaris.
El Cannabis Rudelaris se encuentra en climas frios. Gracias a la autofloración consiguen completar su proceso como planta en climas adversos.donde los periodos de temperatura y horas de sol aptos para el cultivo en exterior, son muy reducidos. 2 o 3 meses.
El contenido en THC es mas bajo que en Cannabis Indica o Cannabis Sativa, pero la característica que se busca en estas plantas es la autofloración.
Durante años de desarollo, se han cruzado Autoflorecientes (Cannabis Rudelaris), con plantas que incrementasen tanto los bajos niveles de THC, como el tamaño reducido de las Autoflorecientes. Las plantas de floración automática han evolucionado de una manera sorprendente durante los últimos 7 años.
Tras años de desarollo, se ha conseguido mantener la caracteristica de floración automática, pero se ha incrementado de una forma espectacular la calidad y la producción. Mas cantidad y mas THC..
Definitivamente no tienen nada que ver los resultados las autoflorecientes de hoy en dia, con las de hace uno años.
Como y cuando cultivar semillas de marihuana autoflorecientes:
Las semillas de autofloración puede cultivarse en cualquier época del año, pero la condiciones climatológicas afectarán al resultado final. Mejor clima, mejores resultados. Teniendo en cuenta que el ciclo de crecimiento es corto, un buen crecimiento durante las primeras semanas es crucial para obtener buenos resultados.
El proceso completo hasta cosechar,dura entre 65 o 75 dias.La mejor época del año para cultivar plantas automáticas en exterior, es desde principios de mayo a finales de Agosto. En estas fechas se obtienen los mejores resultados.
En cultivo en interior, recomendamos un fotoperiodo de 18h de luz para todo el ciclo.
Semillas autoflorecientes
Las semillas autoflorecientes de Marihuana son el resultado de un cruce genético entre la variedad de cannabis ruderalis, que es capaz de sobrevivir en los climas más duros de las regiones montañosas de Rusia o China, donde apenas hay sol, y las variedades indica y sativa, creando unas semillas robustas, vigorosas y con un fuerte aroma.
Por el tipo de territorio en el que se desarrolla, esta variedad no depende del ciclo lumínico para florecer, sino que lo hace tras un período breve de tiempo, sin esperar a que los niveles de luz caigan al final del verano para comenzar la floración, debido a que en su zona originaria en esta época ya empiezan las heladas.
De ahí, que las semillas autoflorecientes empiecen a florecer después de una etapa de crecimiento de 3 semanas, cuando han alcanzado una altura de alrededor de 50 cm y han producido cuatro o cinco ramas, independientemente del número de horas de luz que haya recibido.
Es una gran ventaja frente a las otras variedades, indica y sativa, que requieren 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad durante su fase de crecimiento para poder madurar bien y de 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad para florecer.
De manera, que las semillas de cannabis autoflorecientes ofrecen la posibilidad de cultivar Marihuana en interior de una manera sencilla, sin tener que modificar las horas de luz.
Se tratan de semillas muy productivas: en el exterior pueden llegar a generar dos o más cosechas durante un verano y en interior sólo requieren de diez semanas para florecer.
Contiene una cantidades inapreciables de cannabinoides psicoactivos y son las semillas más adecuadas para las personas que no tienen mucho tiempo, espacio o están limitados por sus problemas físicos (como las personas que necesitan la Marihuana para fines medicinales).
Por otra parte, como estas semillas autoflorecientes son de ciclo corto, la acumulación de sales en la maceta es prácticamente nulos así como los problemas de plagas, aunque se deben prevenir.
Además, son plantas discretas por su reducido tamaño (de entre 30 y 60 cm de altura) y poseen un discreto aroma por lo que no llaman la atención.
Tipos de semillas de cannabis
En la actualidad hay distintos tipos de semillas de cannabis que debemos conocer:
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Semillas de marihuana regulares – Son las semillas de cannabis más habituales y que generan casi prácticamente el mismo número de plantas hembras y machos. Estas semillas requieren de experiencia en el arte de cultivo de Marihuana, pero también producen una cosecha de mayor calidad, al hacer que las plantas hembras y machos se reproduzcan conjuntamente, lo que repercute en su desarrollo potenciando sus características.
Sin embargo, necesitan de experiencia por lo dificultoso que resulta identificar y eliminar a las plantas machos antes de que fertilicen a las hembras y mermen la producción de cogollos.
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Semillas de marihuana autoforecientes –Como ya hemos mencionado, se tratan de plantas que han sido cruzadas para aprovechar la ventaja de que la plantación florezca sin depender de un ciclo lumínico habitual. Si se les proporciona luz durante todo el día, se acelera el proceso.
¿Cómo cultivar las semillas autoflorecientes en interior?
El primer paso para las semillas autoflorecientes es la germinación, se puede hacer siguiendo los métodos tradicionales o comprando kits específicos. Es un procedimiento sencillo en el que sólo se precisa envolver las semillas en un papel humedecido y guardarlas dentro de un recipiente hermético en un sitio seco y alejado de la luz directa.
Después de un par de días, las semillas ya germinadas con las raíces deben trasplantarse al recipiente donde van a desarrollarse.
El recipiente es vital en este tipo de plantas ya que la raíz de la planta florecerá cuando detecte el tope de la maceta o el suelo, de manera que cuánto más tiempo tarde la raíz de la planta a llegar al final de la maceta, mayor será el tamaño final de planta y la producción obtendremos.
Por ello, se recomienda contar con macetas con una capacidad de entre 10 y 20L y llenarlas con sustrato hasta llenarlo al
el 95% y 75% como mínimo, antes de la plantación.
Una vez esté lleno, llega el momento del lixiviado, que consiste en introducir una gran cantidad de agua en nuestro recipiente para asegurarnos que nuestra planta tendrá un medio de cultivo completamente húmedo. En las zonas secas, las raíces no podrían crecer y la planta podría tener problemas.
Posteriormente, se debe cavar un pequeño agujero en el centro del sustrato (suficiente para alojar toda la longitud del brote) y plantar las semillas germanizadas (puedes emplear pinzas para no dañarla). Hay que verificar que la parte superior del brote esté por encima de la línea del sustrato.
Existe la creencia equivocada de que se debe plantar la semilla germinada a una taza o tiesto pequeño hasta que aparezcan las primeras hojas, pero eso sólo hace que sometamos a la planta a una situación de estrés innecesaria plantándola doblemente, primero en el recipiente pequeño y luego en el definitivo.
A continuación, debemos empezar a instalar el sistema de iluminación que hayamos escogido. En este punto hay que tener en cuenta dos factores:
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El ciclo lumínico – Como ya hemos mencionado, las semillas florecientes no requieren de un ciclo de lumínico específico para su desarrollo, pero para que se puedan cultivar adecuadamente debemos mantener las mismas horas de luz y de oscuridad durante todo el proceso para no estresarlas, ya que los cambios bruscos les crean una situación de incertidumbre que puede resultar dañina para la cosecha.
Los cultivadores experimentados aconsejan un ciclo de luz de entre 16/8 o 18/6 ya que mantener la planta iluminada perfectamente puede ser contraproducente debido a que ciertos procesos metabólicos y hormonales ocurren durante la oscuridad (además, del gasto económico).
También requeriremos de un sistema de ventilación (con ventiladores, extractores e intractores) y de controles del clima para asegurarnos que nuestra planta crece en las condiciones más óptimas.
Sobre el riego y el abono, no debemos abusar de estos dos aspectos. Antes de regar la planta comprueba que de verdad lo necesita tocando la tierra: si está seca, no lo dudes y riégala, pero si se mantiene húmeda, puede esperar un poco. Lo mismo sucede con los nutrientes, se deben respetar las dosis de los fabricantes y no sobrealimentar a la planta si no queremos que padezca problemas por exceso de nutrientes.
Una vez haya florecido lo suficiente, corta todas las hojas alrededor de los cogollos y sécalos en una habitación oscura que tenga la ventilación necesaria para que los cogollos no generen moho o se podrán.
Las semillas autoflorescientes tardan sólo de 8 a 10 semanas desde la siembra hasta la cosecha, por lo que se pueden conseguir cinco cosechas, o más, al año si las condiciones son favorables.
Con estos sencillos consejos, habrás conseguido que tus semillas autoflorescientes te ofrezcan un fruto de excelente calidad y sólo te quedará disfrutarlo.